Durante el periodo de receso. [Privado, Zakuro o vienes o te mato!]

La academia no era tan mala como yo pensaba que lo sería, a pesar de llevar tan solo unos días de haber entrado ya soy bastante, ¿Cómo se diría?... ¿Popular? Si, creo que es la mejor palabra. Las clases eran algo aburridas ya que la mayoría ya lo sabía, seguramente en mi anterior colegio íbamos más adelantados o simplemente eran mis ansias de aprender mas que lo estudie durante las vacaciones. A pesar de que las clases eran aburridas pude aprender la manera en que el profesor daba su clase, limpia y sencilla y demasiada tarea para después, aunque nada fuera del mundo. Sonó la campana para el receso, tan solo suspire y guarde mis libros mientras miraba por la ventana, poco a poco la gente se iba retirando para tomar un descanso, unos cuantos chicos y chicas se acercaron a mi para ofrecerme ir a comer con ellos a lo que con una gran sonrisa y en el tono de voz mas amable posible rechace ambas propuestas.
Planeaba quedarme todo el descanso en la aula simplemente mirando a la ventana. De todos los alumnos solo quedo uno dentro del salón, yo. Miré a mi alrededor y pude notar la tranquilidad que había, saque un libro y comencé a leerlo , disfrutando cada pagina de este e imaginado en grande los sucesos que el protagonista narraba. Saqué un dulce de mi bolsillo derecho y caminé hacía la puerta, mientras me ponía a un lado de ella, desde ahí cualquiera que abriera la puerta pensaría que no hay nadie y se iría.
Creo que es momento de paz y tranquilidad...
Murmuré para mi mismo, recargándome sobre la pared con la puerta entre abierta.

Off//Ya vine! Tu sabes porque no venía, además de que te apoderaste de mi pc r.r...

Después de estar un largo rato encerrada en clase de ingles sonó el timbre que indicaba el fabuloso recreo, ¿qué sería yo sin ese tiempo libre de tan solo 30 minutos? La respuesta: Nada. Podría estallar ante los profesores y desesperarme tanto que me mandarían a la sala de castigos.

-¡Libertad!-
Mencioné alegre saliendo del horrible salón de clases de primer año. Caminé por todo la academia, pasear por ella me alegraba el día, además de que era bastante divertido ver a los antisociales (aunque yo fuera una) comer solos dentro de sus salones, eso nunca lo haría. ¿Quedarme encerrada en una salón? Me muero. Saqué mi varita mágica y empecé a practicar algunos hechizos que no controlaba correctamente. Creo que caminar mientras que haces hechizos no sirve de mucho más que para perderte en tu propia academia, estaba enfrente de la puerta de cuarto año, mire un poco ya que la puerta estaba entre abierta, tal parecía que no había ningún antisocial comiendo adentro.

-No logras engañar a nadie escondiéndote de esa manera.-
Comenté seria mientras entraba a la aula y caminaba hasta sentarme en uno de los asientos, para luego dirigir mi vista al joven que se encontraba leyendo con un dulce en su boca justo al lado de la puerta en donde al parecer pensaba que nadie lo descubriría, nadie excepto yo.